05 febrero 2024

 REVISTA HUELLAS No. 30

Educación, Arte, Ciencia, Cultura, Literatura, en los 60 años de la IEAN

Noviembre del 2019


EDITORIAL

Gerardo García Zúñiga

LECTURA Y EDUCACIÓN

"El analfabetismo ilustrado es saber leer y escribir, pero no leer ni escribir nunca" - Eduardo Galeano.

Antes de iniciar esta nota editorial me preguntaba si las expresiones "por qué" y "para qué" significaban lo mismo o si había unas fronteras semánticas irreconciliables entre las dos. Les cuento que no tenía muy claro el título para el editorial (¿Para qué leer? o ¿Por qué leer?). Decidí dejar a un lado esas dudas lingüísticas y me decidí por el título que ustedes, amables lectores, tienen ante sus ojos y que encabeza este artículo.

Cuánto tenemos que agradecer a nuestros primeros maestros que cumplieron un gigantesco papel dentro de ese largo proceso de formación que es la educación. Fueron ellos los que nos iniciaron en las primeras letras y nos permitieron entrar en el mágico mundo de códigos, signos y símbolos, llevándonos poco a poco, pacientemente, a entender que los seres y las cosas del universo tenían un nombre y podían representarse con palabras. Fuimos entendiendo, también, que las palabras podían unirse amorosamente para formar oraciones, y que estas, a su vez, podían articularse para formar párrafos hasta llegar a la estructuración de textos de varias extensiones. Qué maravillosos fueron aquellos espacios de encuentro diario con esos admirables maestros, y con el mundo de las letras, las cartillas, el juego y los amigos.

La LECTURA siempre nos ha acompañado a quienes, de una o de otra manera, hemos transitado por la ruta del conocimiento, del saber, de la academia y de la educación formal. No hay persona en el mundo, que no haya pasado por una institución educativa, en cualquiera de sus niveles (preescolar, básica primaria, básica secundaria, educación media, educación universitaria), que afirme que jamás ha leído algo. La lectura es inherente a los diversos procesos de aprendizaje y es la "llave maestra" para que los estudiantes avancen u obtengan -buenos- resultados en sus desempeños.

Si alguien nos preguntara sobre cual es el principal problema de la educación colombiana -y quizás latinoamericana- podemos responder, con toda seguridad, que es el relacionado con la lectura y la escritura (claro, fuera del grave problema político y económico de la desfinanciación de la educación pública). Nuestro país no ha salido muy bien librado en las pruebas internacionales de lectura, por ejemplo en la prueba PISA (Programme for Internathional Student Assessment: Programa Internacional para Evaluación de Estudiantes). Esta prueba enfatiza en los conocimientos necesarios en la lectura "para aprender y mide la capacidad de los jóvenes para acceder y recuperar, integrar e interpretar, reflexionar y evaluar eficazmente información escrita. Supone un concepto activo de la lectura que busca que los estudiantes utilicen sus conocimientos en situaciones de la vida real con el fin de comunicar sus ideas y pensamientos de manera clara". Y tampoco nos ha ido muy bien en las pruebas nacionales para ingreso ala educación superior, a través de la aplicación de la pruebas SABER 11.

Ese el el gran problema que, hoy más que nunca, debemos asumir con seriedad y mucha responsabilidad. La adquisición de altas competencias en lectura y escritura es uno de los códigos de la modernidad. El siglo XXI se ha constituido en el siglo de los grandes avances científicos y tecnológicos, pero también en una época de cambios sustanciales en las maneras de mirar la vida y el mundo, de la ruptura de paradigmas y el tiempo de los grandes problemas sociales, étnicos, ambientales, económicos y políticos.

La lectura crítica, justamente, es la que nos va a ayuda en la comprensión, reflexión y análisis de esa compleja realidad para enfrentarla y proponer soluciones acertadas. Si desde la base, es decir, desde la educación inicial emprendemos acciones efectivas para trabajar la lectura como proceso sistemático de significación y comprensión, en todas las áreas del conocimiento, el "fracaso escolar" disminuiría considerablemente, los niños avanzarían con menos obstáculos y las oportunidades aumentarían para el ingreso a la educación superior. El aprendizaje significativo solo se adquiere , si los proceso intelectuales de comprender, interpretar, inferir, proponer, sintetizar, analizar, comparar, argumentar y criticar se ejercitan continuamente. Y l lectura juega un papel fundamental para su fortalecimiento y, por su pesto, para el desarrollo del pensamiento.

La lectura está presente en todos los momentos de nuestra vida. Y no me refiero únicamente a lo que tiene que ver con el desciframiento de signos lingüísticos (letras y palabras), sino también a la lectura de otros signos y códigos, no verbales, que circulan por el mundo. Podemos leer gestos y actitudes de las personas, un paisaje mañanero, las noches de luna llena, los silencios que a veces parecen eternos, el llanto de un niño, la corrupción nacional, la contaminación ambiental, los modelos económicos y políticos de los países...

Por eso afirmo que la educación (con o sin intervención del docente) y la lectura son dos caras de la misma moneda que vale la pena acompañar para que adquieran la verdadera dimensión que tienen y ponerlas al servicio de la formación integral del ser humano para interpretar de mejor manera el entorno y contribuir a su transformación. Y parodiando al filósofo René Descartes, finalizo diciendo: "Leo, luego existo" (lego ergo sum). O en su traducción literal y más precisa del latín: "Leo, luego soy. Entonces, ¿Por qué y para qué leer? Ustedes, lectores, tienen la palabra.

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